Arte y Medicina: La muchacha enferma, de Vallotton


Félix Vallotton (Lausana, Suiza, 1865-1925). La malade, 1892.
Óleo sobre lienzo, 74 x 100 cm. Colección particular (Suiza).

 

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A finales del siglo diecinueve un grupo de jóvenes artistas muy
heterogéneos, que comparten su admiración por la audacia
antiacademicista de Gauguin y optan por transmitir sensaciones
en lugar de representar una “mentira naturalista”; se desmarcan
así de los impresionistas ansiando el triunfo de la imaginación y la
emoción sobre el arte imitativo. En propias palabras (Manifeste du
Mouvement Nabis, Art et Critique, 1890) de Maurice Denis, uno de
los teóricos, la pintura debía ser “el equivalente apasionado de una
sensación recibida". Más allá de este punto de vista emotivo, estos
“profetas” o Nabis del modernismo ensalzan el valor puramente
decorativo del arte pictórico como esencial y suficiente en sí
mismo, abandonando la secesión clásica entre arte representativo
y ornamental: “un cuadro antes de ser un caballo de batalla, una
mujer desnuda o cualquier otra anécdota, es una superficie plana
cubierta de colores distribuidos en un cierto orden”.

Los Nabis se recrean en el sintetismo estilístico; huyen de las
mezclas cromáticas y el claro-oscuro, para usar los colores en
estado primitivo y aplican un notable reduccionismo en el
tratamiento del espacio rechazando la perspectiva lineal y otras
técnicas que juzgan ya superadas. La profundidad y el volumen
se distorsionan o se desvanecen por completo y la línea negra
funciona como eficiente delimitidor entre objetos. Es en definitiva
un avance más en la línea que Puvis de Chavannes y Bernard
habían intuido y Gauguin perfeccionado magistralmente y que el
Fauvismo culminará sin complejos ni concesiones.

Vallotton comparte inicialmente gran parte del ideal estético de
estos postimpresionistas, pero se distancia pronto tanto en el
fondo como en la forma de sus colegas. Artista polifacético y
prolífico, ilustrador, escultor, pintor, excelente grabador, escritor y
crítico de arte, poseía un fino y satírico humor que esgrimía
con agudeza en sus escenas sociales y de la vida doméstica,
algo que unido a la temática sensualista de algunos de sus
lienzos le ganaron más de un detractor.

La malade es la principal de una serie de imágenes de interior
marcadas por el gusto por la observación, sobrias pero detallistas.
El lienzo se transforma en un pequeño escenario teatral con
profusión de pequeños elementos de disposición muy meditada.
Cromáticamente destacan a primera vista el rojo del edredón sobre
la cama y las tonalidades rojizas de la alfombra; el resto de la
habitación viste colores tenues con predominio de grises y pajizos.
Es destacable la factura extraordinariamente minuciosa del
mobiliario y de los textiles, recurso técnico alejado de la corriente
Nabi.

Son tres los personajes situados prácticamente en el mismo
plano: dos mujeres y en el centro una naturaleza muerta cual
obstáculo entre ambas. Sobre una mesilla de noche el pintor
deposita una cristalería que nos descubre magistralmente, en
forma de reflejos, el resto de la estancia apreciándose una
puerta de cristal y una ventana. Mientras, el pequeño frasco y
el vaso con la cucharilla indican que la joven acostada está
verdaderamente indispuesta. Por encima de la barrera física
que supone este bodegón inteligentemente situado, entre
ambas mujeres se interpone la distancia emocional. La enferma
es Hélène Châtenay, modelo del pintor durante diez años de la
que hay abundantes referencias (con los alias de "Tonton" o
"la petite") en su correspondencia. Pero en la tela es una mujer
sin rostro que depende de las atenciones de su cuidadora a
quien recibe semi-incorporada sobre las almohadas.
La asistenta pizpireta hábilmente distinguida por el juego de
negros y blancos de su uniforme que aparece en la habitación,
histriónica con una taza (seguramente una tisana) mirando al
espectador, en vez de a la enferma, con cierta impostura,
desafiante o quizá sólo cómicamente.

Vallotton mantuvo una actividad imparable, no en vano el
catálogo razonado de su obra recoge 1.704 creaciones, sin contar
su extensísima obra artística no pictórica, hasta que enfermó
gravemente. Fue diagnosticado de cáncer de colon e intervenido
en el Ville Chirugicale del Bosque de Bolonia, falleciendo el
29 de diciembre de 1925.

Bibliografía recomendada:

* Marina Ducrey. Felix Vallotton (1865-1925). L’oeuvre peint.
  L’Institut suisse pour l’étude de l’art. Volúmenes I, II, III.
  Zurich/Lausana 2005.

* Gilbert Guisan, Doris Jakubec (ed.) Documents pour une
   biographie et pour l’histoire d’une oeuvre.  Volúmenes  I, II, III.
   La bibliothèque des arts. Lausana/París 1973-1975.