Georges de la Tour. El recién nacido, 1645-1648.
Óleo sobre lienzo 76 x 91 cm.
Musée des Beaux-Arts, Rennes, Brittany, France.
Georges de la Tour, artífice de obras de enigmática belleza, dota a esta delicada escena
de una cierta ambigüedad. Desviste al lienzo de atributos iconográficos sacros y a la vez
nos desconcierta sabiamente con el tratamiento de la luz y el extático clima.
La intimista escena atesora una "falsa simplicidad" técnica y figurativa. El tratamiento
aparentemente es casi minimalista, pero, en realidad, el artista trabajaba la forma y el
color con paciencia miniaturista y maduraba cada detalle para dotar a sus obras de
una notable fuerza psicológica. El intenso claroscuro y el estatismo gestual crean esa
tensión emocional, tan característica suya, que nos incita, más que a meramente
contemplar, a imaginar, a poner en acción nosotros mismos, con nuestro "punto de
vista", sus, sólo aparentemente, inmóviles actores. Su original "tenebrismo" resulta
cálido, gracias a la morbidez de los volúmenes y la intensidad de los colores
esculpidos por una luz genialmente orientada. El resultado es un ambiente de
serenidad, una atmósfera suspendida que invita a la meditación.